lunes, 20 de enero de 2014

“La ayuda humanitaria y defensa de los derechos humanos de los migrantes en torno a la Frontera Norte de México” E-DHC, Quaderns Electrònics sobre el Desenvolupament Humà i la Cooperació, nº 1, 57 – 84 p.

Por fin puedo contaros que ha salido a la luz la revista E-DHC, Quaderns Electrònics sobre el Desenvolupament Humà i la Cooperació, cuyo director es mi tutor, el Dr. Joan Lacomba Vázqueztitular del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad de Valencia y miembro del Pleno del Patronat Sud-Nord. Ésta se ha creado con el objetivo de difundir algunos trabajos de investigación realizados como Trabajo de Fin de Máster o durante el Doctorado en la Universidad de Valencia que, desde cualquier disciplina, tengan un enfoque sobre el desarrollo humano y la cooperación.

Como podréis comprobar en el enlace que os adjunto http://www.fundacio.es/cooperacio/sudnord/index.asp?pagina=579, en ella se tratarán materias tales como: cooperación para el desarrollo, cooperación internacional y gobernanza, educación para el desarrollo, desarrollo humano, sostenibilidad y desarrollo, género y desarrollo, migraciones y relaciones interculturales, derechos humanos, salud y desarrollo humano, cultura para el desarrollo, tecnologías y desarrollo sostenible, resolución de conflictos, paz y desarrollo, etc.

He de señalar que el Dr. Luis Escala Rabadán (El Colef), cotutor en mi Proyecto de tesis, también es miembro del comité científico de esta revista. Ésta será oficialmente presentada en estas fechas, que están pendientes de fijar por el Presidente del Patronato.


Portada nº 1 de Revista.
Bueno, sin más dilaciones, os dejo el link de mi artículo, a través del cual se puede descargar el artículo en pdf [1]La ayuda humanitaria y defensa de los derechos humanos de los migrantes en torno a la Frontera Norte de México 


Resalto entrada garita San Ysidro

viernes, 10 de enero de 2014

Postales de Tijuana, B.C. (I): breve aproximación geográfico-histórica.

1. El Estado de Baja California.

El Estado de Baja California se sitúa en la región noroeste de la república de México, y en la parte septentrional de la Península que lleva su mismo nombre. Se extiende desde Tijuana, cerca de la frontera con EE.UU, hasta Cabo San Lucas. Se divide, a su vez, en los estados de Baja California Norte y Baja California Sur, y está bordeado por el Océano Pacífico (al oeste), por el río Colorado y por el Golfo de California (al este), también conocido como el "Mar de Cortés". Según los datos que ofrece el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)[1], Baja California Norte tiene una extensión de 71.450 km2, lo que equivale al 3.6% del territorio nacional. Está conformado por cinco municipios: Mexicali (capital del Estado), Tijuana, Tecate, Ensenada y Playas de Rosarito. Conforme al último censo efectuado con fecha 2010, la población total ascendía a 3.155.070 de habitantes, lo que constituye el 2.8% del conjunto del país. La distribución de población mayoritariamente es urbana (92%) y sólo un 8% rural, siendo las industrias manufactureras el sector de actividad que más aporta al PIB estatal.   

Fuente: ©RB-DESKKART 
http://www.welt-atlas.de/map_of_baja_california_8-240
                                                                                                      

2. Tijuana.

Tijuana es el municipio más occidental de México, el más poblado de Baja California y el tercero de todo el país, con 1.559.683 de habitantes según el Segundo Conteo de Población y Vivienda del año 2010 realizado por el INEGI. Se ubica a 170 km al oeste de Mexicali, y es conocida como “La Puerta de México” o “La esquina de México”, razón por la cual en el emblema de la ciudad puede leerse la siguiente leyenda: “Aquí empieza la patria”.
Tijuana, es una ciudad fronteriza cuya historia está ligada a la de los EE.UU, y muy especialmente a la de San Diego. En 1848, tras la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo, que puso término a la Guerra de Intervención Estadounidense de 1846, México perdió la Alta California, y se trazó una nueva línea divisoria internacional, tras la cual quedó el Valle de Tijuana, pasando así a formar parte de la Baja California. Este Tratado también supuso para México la pérdida de 2.378.539 km2 de territorio a favor de los EE.UU, (incluyendo California), Arizona, Nuevo México, Texas y parte de Colorado, Nevada y Utah. A cambio, se estableció como medida compensatoria que los Estados Unidos pagara 15 millones de dólares por los daños causados al territorio mexicano durante la guerra. 


Fuente: Sodro Cedeño, Reynaldo y Sierra Moncayo, María Julia (2010) Atlas conmemorativo 1810, 1910, 2010. http://es.wikipedia.org/wiki/Tratado_de_Guadalupe_Hidalgo#Referencias
Testimonio de dicho acontecimiento y del nuevo trazado fronterizo, es el monumento en forma de obelisco, conocido como la “mojonera nº 258”, situado en la Delegación Playas de Tijuana. Éste fue el primero de los colocados en 1851, (y remodelado en 1894), fruto del proceso de instalación de mojoneras a lo largo de la frontera por parte de la Comisión Binacional creada a tal efecto, y cuyo punto de partida era el Río Colorado hasta llegar al Río Grande (Río Bravo del Norte). En el caso de Tijuana, el trazado llegó hasta la costa del Océano Pacífico, en la Bahía de San Diego.


Cara frontal de Mojonera nº 258



Cara Norte 

Cara Sur 

Tijuana se constituye en la actualidad como el mayor núcleo urbano transfronterizo de tales características, con una población que alcanza los cinco millones habitantes (sin tener en cuenta la población flotante de Tijuana). Pero, no se tratan de ciudades hermanas, sino que ha existido siempre entre ellas un crecimiento desigual, que refleja una marcada desigualdad y asimetría entre el norte y el sur propia de los espacios fronterizos (Hualde, 2004). Sin duda, puede decirse que la frontera ha contribuido al crecimiento urbano, poblacional y económico del pequeño asentamiento que en su día fue Tijuana[2], debido fundamentalmente a ser el lugar de tránsito obligado para llegar al interior de la península, y a su dependencia económica con respecto a los Estados Unidos. Según Verduzco (1995), el vínculo mantenido por Tijuana con la ciudad de San Diego ha favorecido la presencia de actividades económicas, tales como el comercio y los servicios asociados al turismo, algo que ha repercutido en toda la Baja California. Pero existen  posturas críticas al respecto, ya que hay autores como Alegría (2007) que advierten que pese a que existe una gran interacción entre estas dos ciudades, no ha habido una verdadera integración entre las mismas, por lo que no cabe hablar de la existencia de una unidad metropolitana binacional.


Admirando el “Sea Port” de San Diego. La magnificencia de las infraestructuras de la ciudad contrastan con las de Tijuana